El roscón de Reyes es un dulce delicioso. A mí me da un poco de tristeza pensar en él porque marca el final de las vacaciones de Navidad. Así que este año me he decidido a hacerlo antes y disfrutarlo con alegría.
¿Qué sabemos sobre el origen del roscón?
Hay
quien lo relaciona con la corona de adviento y, la verdad, la
estética es muy similar. Pero la realidad es que no tiene
nada que ver con la Navidad.
Sus inicios se remontan al siglo II a.C. concretamente, a las saturnales romanas.
Estas eran unas fiestas en honor a Saturno, dios de la agricultura y las
cosechas, que tenían lugar en el solsticio de invierno. Duraban varias semanas y celebraban la finalización de los
trabajos del campo y el comienzo de los días de sol más largos. Durante las mismas, los esclavos no tenían que
trabajar y podían descansar y divertirse como los demás. Y aquí aparece nuestro roscón. Uno de los postres más populares de esta "fiesta de los esclavos" era un rosco elaborado con miel y en el que se introducían frutos secos.
Posteriormente, en el s.III d.C. se introdujo la tradición del haba, símbolo de prosperidad y fertilidad. Al que la encontraba le auguraba felicidad el resto del año. Cuando las fiestas paganas fueron erradicadas, se mantuvo la tradición del roscón. En Francia quedó muy arraigada, sobre todo entre la nobleza y la realeza y se conocía como el Rey del Haba, y el haba seguía siendo la gran sorpresa.
En el s.XVIII, un cocinero del rey Luis XV tuvo la idea de introducir una moneda de oro en el roscón. A partir de ese momento, la moneda adquirió más importancia que el haba y ya nadie quería que le saliese el haba.
En el s.XIX se escogió la fecha del día de Reyes para degustar este dulce. Y se convirtió en toda una fiesta, en la que, al afortunado que le salía la moneda era coronado rey y al que le salía el haba pasaba a ser el "tonto del haba", vamos, que de ahí procede nuestro calificativo actual de "tontolaba".
Y así, hasta nuestros días. Pero... vamos al lío. ¿Cómo se hace?
Ingredientes:
- 500 gr. harina fuerza (90+410)
- 20 gr. levadura fresca (8 + 32)
- 200 ml. leche (60 + 140)
- 100 gr. azúcar
- 20 gr. miel
- 75 gr. mantequilla
- 2 huevos L + 1 para pintar
- cáscara de 1 naranja y 1 limón
- canela en rama
- agua de azahar
Comenzamos haciendo el prefermento o masa madre. La elaboramos el día de antes. Disolvemos 8 gr. de levadura en 60 ml. de leche tibia. Lo dejamos reposar unos minutos y lo mezclamos con 90 gr. de harina. Amasamos bien y dejamos reposar en un bol cubierto con film. A las 24 horas ha crecido considerablemente.
También el día de antes preparamos una infusión de las cáscaras de naranja y de limón en leche. Esto le va a dar un sabor delicioso y cómo huele...... Ponemos en un cazo 140 ml. de leche con las pieles de las frutas y un rama de canela. Lo llevamos a ebullición y retiramos del fuego. Se queda infusionando toda la noche. Después colamos y reservamos las cáscaras.
Y ya ha pasado un día. Ponemos en el bol de la amasadora: harina con el pellizco de sal, leche aromatizada, huevos, agua de azahar, azúcar y miel. Amasamos con el gancho. Si no tienes este accesorio, puedes hacerlo en THX o a mano.
Es importante la elección del agua de azahar. A ser posible, no utilicéis aroma. Yo he comprado dos en diferentes ocasiones y el último era colonia, alcohol puro. Así que me decidí a encontrar agua de azahar 100% y lo conseguí en el club del gourmet del Corte Inglés.
Amasamos unos minutos, hasta que veamos una masa perfectamente lisa y sin grumos. Es posible que esté demasiado seca ya que depende mucho de la marca de harina que se use. En caso de que esté seca, añadidle más leche.
Cuando veamos la masa lisa, le añadimos la levadura que nos restaba (32 gr.) y mezclamos bien. A continuación incorporamos el prefermento y volvemos a amasar. Por último, agregamos la mitad de la mantequilla. Es posible que en este punto tengáis que amasar un poco con las manos, todo depende de la humedad que tenga nuestra preparación.
Ya tenemos de nuevo nuestra masa perfectamente lisa. Me encantan las fotos de las masas!!!
Ahora deberíamos incorporar ralladura de naranja y limón. Pero las cáscaras que estuvieron infusionando olían tan bien que las trituré y las añadí a la masa, en vez de ralladura.
Después ponemos el resto de mantequilla y amasamos bien.
Ya tenemos nuestra masa de roscón. Hacemos una pelota con ella y la dejamos levar unas dos horas. Vuelve a aumentar su tamaño, como podéis ver en la foto.
Pasadas las dos horas, amasamos un poco y formamos una pelota. Hacemos un agujero en el centro y vamos formando el rosco desde dentro, con los dedos. Hacemos poco a poco y con mucho cuidado para que no se nos rompa la mas. Hay que tener un poco de paciencia.
Batimos un huevo y pintamos nuestro rosco. Lo dejamos fermentando dos horitas.
La primera pintura de huevo evita que la masa se seque durante la fermentación.
En estas dos horas, el rosco ha doblado su tamaño.
Volvemos a pintar y decoramos al gusto. El azúcar en este caso no es perlada. Puse en un bol un poco de azúcar y lo mezclé con unas gotas de agua de azahar. Así formó grumos y quedó perfecta para la decoración, además de deliciosa.
Precalentamos el horno durante veinte minutos a 175º y horneamos 20 minutos o hasta que esté dorado.
No lo rellené entero porque en casa los gustos son muy dispares, y a unos les gusta relleno y a otros no. Así que cada uno cortaba su trozo y lo rellenaba en su plato.
Yo, por supuesto, los rellené. Me encanta la nata.
Animaros a hacerlo porque merece la pena.
Si tenéis cualquier duda o sugerencia, no dudéis en escribirme.
Dulces besossssssssssss
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por leerme.
Me encantaría que contaras qué te ha parecido mi entrada.